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PERFIL BIOGRÁFICO

P. EMILIO MOSCOSO, S.J.
Mártir de la Eucaristía

Primeros Años.

En la ciudad de Cuenca, el 21 de abril de 1846 nació Salvador Víctor Emilio Moscoso Cárdenas, hijo de los esposos Juan Manuel Moscoso y María Antonia Cárdenas y Arciniegas, que conformaron una familia católica de profunda piedad.

Fue el noveno de 13 hijos, bautizado en la Parroquia de El Sagrario el 27 de abril, 6 días después de su nacimiento. Creció y se educó como todos los niños de su edad en su ciudad natal, en un ambiente hogareño, de relaciones humanas, que sabían compartir sus alegrías y sus penas.

Durante su adolescencia, Emilio se mostró dócil, moderado y delicado de carácter, según nos cuenta Pablo uno de sus sobrinos. Estas características lo acompañarán y modelarán su personalidad.

Siendo ya estudiante del colegio secundario, se quedaba en la ciudad bajo el cuidado de su hermano mayor ya casado, a quién respetaba y obedecía como a su propio padre.

Terminada su secundaria, siguiendo la tradición familiar y el deseo expreso de sus padres estudió Leyes en la Universidad de Cuenca, hasta sus 18 años.

Un día comunicó a su Padre la inspiración que sentía de ser religioso e ingresar a la Compañía de Jesús, él, con prudencia, le indicó que siguiera su carrera universitaria y se diera más tiempo para reflexionar; una vez que había decidido, con madurez, se lo comunicó a sus padres quienes aceptaron y bendijeron su resolución.

En la Compañía de Jesús.

Por el año 1864, El noviciado de los jesuitas se había trasladado a Cuenca debido a la persecución religiosa del ejército colombiano que amenazaba tomarse Quito, en esas circunstancias, Emilio ingresa a la Compañía de Jesús, siendo el Maestro de Novicios, el P. Eladio Orbegozo quien lo inició en la espiritualidad Ignaciana y lo acompañó en sus primeros y definitivos pasos. En este período fue compañero de Federico González Suárez, futuro arzobispo de Quito y de Andrés Machado, quien le sucedería en el Rectorado del Colegio San Felipe y luego Obispo de la diócesis de Bolívar y posteriormente de Guayaquil.

Luego de los dos años de Noviciado, es enviado a Quito para que emita sus primeros votos como religioso en la Compañía de Jesús que los hizo el 27 de abril de 1866 en la Capilla de la Beata Mariana de Jesús.

En 1867 es enviado a Riobamba al Colegio San Felipe Neri para iniciar su etapa de “Magisterio” como profesor de gramática superior y retórica. Al terminar el año escolar, en 1868, fue destinado a Guayaquil como profesor de filosofía, en donde permaneció hasta 1872.

En 1873 regresa a Riobamba como profesor de lógica, metafísica y ética. Terminada esta etapa de “magisterio”, a fines de 1874 será trasladado al Colegio Seminario de Quito para iniciar sus estudios de Teología, en donde también se desempeñó como secretario de la facultad.

El 23 de octubre de 1876 la casa de formación de los jesuitas se traslada cerca de Quito, en este período, por sus cualidades personales, fue nombrado como interlocutor entre sus compañeros y sus superiores, cargo que lo desempeñó con gran satisfacción de las dos partes. Al terminar su tercer año de Teología, el primero de noviembre de 1877 recibe en Quito la Ordenación Sacerdotal. A fines de ese año, fue enviado a Europa para que concluyera sus estudios en Poyanne (Francia) y su formación jesuítica en Manresa (España).

En 1879 fue destinado a trabajar en Perú. En el Colegio de la Inmaculada, de Lima, enseñó gramática, aritmética, geografía, historia antigua y universal. Aquí hizo su profesión solemne como jesuita, el 8 de setiembre de 1879.

En 1882 volvió a Ecuador, para ejercer su ministerio en el Colegio San Luis, de Quito. En 1889 fue enviado al Colegio San Felipe Neri, de Riobamba, donde fue ministro de la comunidad de jesuitas, prefecto espiritual y de salud, director espiritual de alumnos y director del Apostolado de la Oración.

En 1892 fue nombrado rector de este colegio, prefecto de estudios, decano de la facultad de filosofía, profesor de lógica y metafísica, continuando como director del Apostolado de la Oración.

En aquella época se habían instalado los liberales en el gobierno de la República de Ecuador con el fin de acabar con la teocracia. Eran tiempos de hostilidad contra la Iglesia, de persecución a los católicos. El 2 de mayo de 1897, el Siervo de Dios fue encarcelado junto a toda su comunidad religiosa. Fueron maltratados, pero por la presión popular los liberaron al día siguiente.

El 4 de mayo de 1897 el Colegio San Felipe fue asaltado por tropas del Ejército. Después de reducir a un grupo de rebeldes conservadores que se había refugiado allí, sin conocimiento ni colaboración de los jesuitas, los asaltantes cometieron actos sacrílegos en el templo del Colegio, y luego invadieron la residencia de los religiosos para destruir, robar y matar.

Emilio se retiró a orar en su dormitorio. Hasta allí llegaron los capitanes Santos Manzanilla y Luis Soto, y lo mataron con varios disparos de fusil. Él estaba ante un crucifijo y con un rosario en la mano. Después le pusieron en sus brazos el fusil con que lo mataron, para simular que estaba combatiendo contra los militares.

Cuando ya estaba muerto, el coronel Luis Quirola amarró con sus propias manos el cadáver y lo arrastró hasta la calle. Quiso seguir arrastrándolo, pero se detuvo ante la reacción negativa que produjo su iniciativa entre los demás militares y ante las protestas del pueblo, que ya había empezado a agolparse, tomando la gente el cadáver lo introdujo en la iglesia del Colegio. Después fue llevado a la capilla del hospital, que cuidaban las Hermanas de la Caridad.

En 1947, al cumplirse medio siglo de los trágicos acontecimientos de Riobamba, la Iglesia diocesana y la Compañía de Jesús restauraron el templo del Colegio San Felipe, y los restos mortales del Siervo de Dios fueron depositados en la sacristía, dentro de un cofre.

 

El 16 de noviembre de 2019, en el estadio “Olímpico” de Riobamba se llevó a cabo la ceremonia de beatificación del P. Emilio Moscoso, S. J. a las 11:00

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